Lección N°1

“Enseñar a los demás a armarse mutuamente no te hace exento”.

Escuché a muchos en la iglesia cristiana hablar sobre el amor hacia Dios, entre ellos y hacia su prójimo, pero me da la impresión de que no cumplen aquello que profesan, en realidad sólo lo enseñan, pues algunos pocos pretenden cumplirlo y el resto sólo lo sabe, lo evita o lo disimula.
Lo sé muy bien porque formé parte de una iglesia por un largo tiempo, y en esos años pude examinar por completo de qué se trataba el cristianismo y cuales eran sus bases.

Recuerdo una vez encontrarme a una mujer que asistía a esa iglesia, escuchar atentamente los problemas de su hijo y sorprenderme al saber como, aquellos que decían ser sus hermanos en Cristo, la dejaron sola cuando más necesitaba que la apoyaran.
También recuerdo haberme ausentado por un mes y darme cuenta que ninguno, salvo dos o tres, se interesaron en saber como me encontraba, si tenía algún problema o si estaba pasando alguna crisis personal. Sólo después de haber vuelto comenzaban a preguntarme, ya por curiosidad que por importancia, y otros me miraban con desdén.

No sé que pensarán pero el amor que Jesús enseñaba no se basaba en el egoísmo, tampoco en los provechos y beneficios, ni siquiera en su propio bienestar sino en una entrega completa de su ser como una causa justa que cumplir y llevar a cabo.

Todo esto tiene una raíz, un principio. Y ése es la mentalidad capitalista que, desde nuestra formación inicial, no solo los establecimientos de educación sino nuestro entorno social y familiar nos fueron inculcando. Esto no se trata de política, esta es una realidad. Nos preparan ideológicamente para ser mezquinos y envidiosos sabiendo deliberadamente que eso no es bueno. Lo usan para destruir el legado de Dios entre los cristianos, para separarlos y así destruirlos.

¿Qué clase de persona sería si les dijera que todo se va a arreglar si nos amamos?
Es una mentira. Todo se va a arreglar cuando tomemos la decisión de rechazar las influencias satánicas y en verdad cambiemos nuestra mentalidad. Cuando realmente nos importe seguir los pasos de Jesús y no ser un estereotipo de lo que antes había. No podemos vender ilusiones y soluciones falsas para dejar a las personas tranquilas, tampoco dar respuestas incompletas o erradas para tranquilizar a los escandalizados. Se debe pelear contra todo aquello que está en contra, no evitarlo y no huir como se tiene por costumbre.

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