El Kascarón

Lo sé. Explicar un tema tan complejo usando una metáfora parece descabellado al principio, pero todo comenzará a tener sentido cuánto lleguemos hasta el final de este escrito.

La composición de un huevo es sumamente interesante; empezando desde el centro hacia afuera, éste contiene disco germinal, yema, membrana vitelina, albumen fluido interno, chalazas, albumen denso externo, albumen fluido externo, cámara de aire, membrana testácea y por último cáscara o cascarón. Y claramente aquí está el problema. ¿Ya conocíamos realmente todas las partes del huevo o repetíamos sin sentido lo mismo que el resto, que sólo se compone por la yema, la clara y el cascarón?

Eso mismo es lo que ocurre con el Evangelio actualmente. En vez de ocuparnos nosotros también de estudiar la Palabra preferimos que otros se encarguen y nos enseñen lo que les conviene. Siguiendo con la metáfora, podría decirse que «no nos preocupamos por el huevo, porque supuestamente hay alguien de nuestra entera confianza que se encarga por nosotros de partirlo, freírlo y servirlo a la mesa». Y así es como se da lugar a la apostasía que se encuentra en la iglesia. Por un lado, porque las personas no toman enserio la responsabilidad de preservar la sana doctrina, y por otro, porque estos falsos maestros se aprovechan del negligente e imparten en cada servicio o culto las herejías más controversiales como verdades de lo alto sin que haya oposición de algún tipo.

¿Qué garantía tenemos de hacer la voluntad de Dios si en nuestra comunidad se infiltran este tipo de personas a las cuáles sobrevaloramos como apóstoles o profetas ungidos y son meramente adversarios que pervierten y tuercen la Biblia hace ya tanto tiempo?

Jesús habló sobre esto cuándo estuvo aquí:

«Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero».

Mateo 13:24‭-‬30 (RVR1960)
“Es una realidad que no podemos negar, sólo vivir en ella y hacer lo mejor para cuidar a los que queremos”.

Es por esto que  cada uno de nosotros tenemos el deber de hacer lo que sea necesario para revertir esta situación, y una de las formas para lograrlo es informar a la mayor cantidad de hermanos en Cristo para que juntos guardemos la sana doctrina y participemos del verdadero cristianismo.

Por mi parte, me comprometo a compartir con todos los interesados los diferentes análisis que haré sobre algunas predicaciones cada domingo, y sábado inclusive, para guiar a aquél que aún necesita ayuda para empezar a resignarse e ir en contra de tales enseñanzas erradas.

Deja un comentario